EL PERFIL CRIMINAL 1

No me gustaría empezar este post, sin antes aclarar algunas cuetiones de las que soy conocedor, y que en resumen se reducen a los siguientes interrogantes que a diario me trasladan las personas que conozco.

 

            ¿´Pero a que se dedica un Criminologo) ; ¿ En que consiste su trabajo? ¿ Como puede un criminolo ayudar a un Abogado o a un Juez?

 

Preguntas que en principio son fáciles de responder, pero quizás no tanto de explicar. Estoy seguro que los lectores de nuestra página, cuando accede al contenido del apartado de Áreas de Trabajo, y vean CRIMINOLOGIA, y algunos de los servicios que desde este despacho multidisciplinar se prestan, se harán estas y otras preguntas, y con el objetivo a priori de poder trasladar o transmitir algunos conceptos sobre la Criminología y los servicios que puede prestar un Criminologo, se van a ir publicando alguno post, que espero sean al menos del interes del lector, y sobre todo con el fin de dar a conocer lo que es posible hacerse desde la Criminología.

    Para ello he seleccionado una serie de temas que como digo iré exponiendo y que estoy casi seguro van a despertar al menos la curiosidad de algunos de los lectores de los blog que se publican en esta página.

    Voy a comenzsar por responder a la eterna pregunta que me realizan el resto de abogados colaboradores de este Despacho.

 

¿Cómo puede un Criminólogo ayudar a un abogado y a un juez?

 

        El criminólogo es el profesional dedicado al estudio de la delincuencia, su prevención y tratamiento. Trata de entender el delito y al delicuente. La disciplina que practica se conoce con el nombre Criminología.

El Real Decreto 858/2003 de 4 de julio, creó el título oficial de Licenciado en Criminología en España (hoy el Grado en Criminología) a fin de según indica el propio texto legal dar respuesta a la necesidad social de especialistas en el mundo de la delincuencia, en su análisis y la comprensión de sus causas, en los métodos más eficaces de prevención y, muy especialmente, en el estudio y explicación de la conducta delictiva y en los métodos y herramientas de intervención dirigidos al tratamiento de la conducta delictiva en sus más variadas formas de manifestación.

 ¿Quién es y qué hace un criminólogo?

    El Criminólogo puede ser cualquier persona que curse los estudios oportunos. Con respecto a qué puede hacer, como en otras muchas profesiones, depende de por dónde desee especializarse, siendo lo idóneo hacer coincidir cualidades personales del individuo (anteriores al estudio) con la formación académica recibida y las experiencias que haya podido tener personales y profesionales.

¿cómo se conjuga el principio constitucional de presunción de inocencia con la investigación predictiva que hace un criminólogo?

Es totalmente posible y se conjuga dentro del marco legal ya que la legislación española define el ámbito de actuación del criminólogo de forma suficientemente elaborada. El criminólogo y perfilista, no hacen más que reflejar una serie de conductas en un informe, las cuales explicadas, razonadas y con un peso de carga probatoria más que suficiente, pone a disposición de los CCFFSS, FAS, Servicios de Inteligencia y de la Justicia a su disposición, luego es el Ministerio Fiscal y sus Señorías los que deciden al respecto.

 

 

¿En qué puede ayudar concretamente un criminólogo a un abogado y a un juez?

 

Pues en lo mismo que puede hacerlo un médico, un psicólogo o cualquier otro profesional. Puede arrojar luz sobre aspectos que tienen que ver con el “porqué” algo ha sucedido en determinado momento, lugar, situación y en lo que hay implicadas personas.

 

Ya hay precedentes en los que criminólogos y sinergólogos han trabajado a las órdenes de Ministerios Fiscales o a petición de Jueces.

 

    Resueltas las dudas anteriores o por lo menos así lo hemos intentado, pasamos a entrar como solemos decir los juristas en el fondo del asunto. En este Post y en sus sucesivos vamos a intentar explicar, el PERFIL CRIMINAL, y ya sin mas preámbulos pasamos a exponer un poco de la historia de esta técnica de investigación criminal.

 

HISTORIA

 

               ¿ Como ha ido apartando nuestra sociedad apartando de su seno a aquellos individuos que la perturbaran ? Pues previamente a ello  era necesario su descubrimiento, y a tal fin a lo largo de los tiempos se ha recurrido a numerosas estrategias y técnicas. Para acercarnos un poco a la historia hemos de partir de Cesare Lombroso (1835-1909), el primero de los denominados «criminólogos» que intenta clasificar a los delincuentes basándose en análisis estadísticos de determinadas características de los mismos, raza, sexo, edad, rasgos físicos, educación, lugar de procedencia, etc., clasificándolos en criminales natos, delincuentes dementes y criminaloides. Para Lombroso los criminales natos poseían determinadas características entre las que se encuentran:
 1.  Desviación en el tamaño y la forma de la cabeza del tipo común, de la raza y de la región de la cual la persona proviene. 2.  Cráneos y cara asimétricos. 3. Dimensiones excesivas de la mandíbula y pómulos. 4. Defectos y peculiaridades en los ojos. 5.  Orejas de tamaños inusuales (muy grandes o muy pequeñas) o sobresalen de la cabeza como las de los chimpancés. 6.  Narices torcidas, respingonas, aplastadas, aguileñas y grandes fosas. 7.  Labios carnosos, hinchados y protuberantes. 8.  Bolsas en las mejillas, barbilla retraída, excesivamente larga, corta o plana, como en los simios. 9.  Dentaduras anormales y peculiaridades en el paladar (una gran cresta en el centro, hendiduras, cavidades y protuberancias). 10.  Arrugas abundantes y precoces. 11. Anomalías en el pelo, como si fueran del otro sexo.12. Defectos en el tórax, las costillas y tetillas supernumerarias. 13.  Brazos excesivamente largos y supernumerarios en los dedos, tanto de las manos como de los pies.


Es verdad que antes que Lombroso se aplicaron otros sistemas para identificar a los criminales. Nos referimos en concreto a Bertillon, quien allá por finales de 1800 comenzó sus trabajos analizando las medidas del esqueleto de los delincuentes con fines de identificación, método que fue posteriormente sustituido por el estudio de las huellas dactilares. Posteriormente, influenciado por Bertillon, Edmund Locard presenta sus estudios sobre la transferencia cruzada de evidencias, lo que significó un enorme avance para la ciencia forense. Locard decía que cuando una persona toma contacto con algo, objeto o persona, se produce entre ellos un intercambio de «rastros» físicos, por lo que era posible colocarlos a ambos en una relación directa: «Donde quiera que se para, lo que sea que toque, lo que deje detrás, aunque sea inconscientemente, servirá como testigo silencioso contra esa persona. No solo sus huellas dactilares o de zapatos, sino también su pelo, las fibras de su ropa, el vaso que rompa, las marcas de herramientas, la pintura que arañe, la sangre o semen que deposite o recoja» (E. Locard). Por último, dejando en el tintero a otros muchos, haremos referencia a George B. Philips, médico forense londinense allá por 1888, fechas en los que se produjeron los crímenes, del aún no identificado, Jack el «destripador». Phillips inició un minucioso estudio de las heridas que presentaban las víctimas del desconocido asesino, infiriendo la personalidad del delincuente examinando el comportamiento de un criminal determinado con sus víctimas. Bajo este paradigma, el comportamiento del agresor se manifiesta en las pruebas físicas de un experto patrón de análisis de las heridas. El Dr. Phillips, por ejemplo, advirtió de que la ejecución de una de las víctimas evidenciaba la posesión de unos conocimientos y habilidades profesionales, dado que a dicha víctima (Anni Chapman), post-morten, le habían sido extirpados algunos órganos con gran limpieza y precisión en sus incisiones (Turvey, 2003). Ya mas en nuestra época, los análisis basados en la conducta tienen su origen en el Dr. James A. Brussel, psiquiatra americano que participó, y se hizo famoso, en los trabajos enfocados a la detención, en 1957, de George Metesky, conocido como «Mad Bomber». Para el Dr. Brussel, como clínico, su enfoque sobre el perfil criminal era como un diagnóstico-evaluación del estado mental de una persona desconocida, inferido de su evidente comportamiento en los escenarios del delito, que comparaba con los comportamientos de sus pacientes diagnosticados con similares trastornos. El Dr. Brussel determinó, muy acertadamente, numerosas características del sospechoso que entre los años 1940 y 1950 colocó al menos 37 bombas en distintos lugares públicos (cines, eatros, estaciones de ferrocarril) de la ciudad de Nueva York. Entre estas características destacaba que: era varón,  poseía conocimientos de electricidad, fontanería y metalurgia,  había sufrido una grave injusticia que le habría provocado algún tipo de enfermedad crónica,  era un paranoico, crónico y de desarrollo insidioso que sufria además alucinaciones persistentes, inalterables y sistematizadas,   era un introvertido patológico,   de mediana edad, con una buena educación, aunque no universitaria,  soltero,  posiblemente virgen,   vivía solo o con un familiar femenino,  de raza eslava,  católico romano,  que vivía en Connetica y  suele vestir trajes con chaqueta cruzada.
Cuando Meteski fue detenido, se confirmaron casi todas las predicciones realizadas por el Dr. Brussel. Decisiva fue también su participación para la detención de Albert DeSa l vo, identificado como el Estrangulador de Boston (1962-1964). El término perfil del delincuente (offender profiling) nace en el centro de entrenamiento del FBI en Quántico (Virginia) allá por 1970, a través de unidades especiales como la Behavioral Science Unit (BSU, Unidad de Ciencias del Comportamiento), unidad que actualmente opera bajo la dirección del National Center for the Analysis of Violent Crime (NCAVC, Centro Nacional para el Análisis de Delitos Violentos), si bien, como ya hemos indicado, en 1957 se publica la aplicación de una técnica, a la que hoy llamamos perfil, a raíz del caso del «Mad Bomber» en Nueva York, y se ha mantenido y evolucionado especialmente en los Estados Unidos y también en otros países como puedan ser Inglaterra, Canadá, Australia y Holanda. Actualmente en Estados Unidos son muchos los cuerpos y agencias policiales que cuentan con este tipo de unidades, aparte de algunas compañías privadas y organizaciones con implicación en casos criminales.

Pero los verdaderos artífices de la propagación de estas técnicas han sido las publicaciones de libros como «El que lucha con monstruos» de Ressler y Shachtman, The Anatomy of Motive de Douglas y Olshaker, I lived in the Monster , también de Ressler y Shachtman, escritos por antiguos miembros de estas agencias o películas como la saga de «el silencio de los corderos». A pesar de la gran cantidad de tiempo dedicado no sólo por los investigadores policiales y perfiladores profesionales al estudio del «perfilado» americano (Burgess, Douglas, Kirsch, Kirk, Olshaker, Ressler, Shachter, Shachtman, Teten, Vorpagel, etc.), sino también desde el ámbito universitario o desde el sistema forense y de justicia (Gross, Turvey, Holmes, Holmes, Hickey, Egger, etc.), es muy poco lo que en España conocemos sobre el tema y muy pocas las investigaciones policiales que se han seguido con esta técnica y que hayan dado algún resultado positivo, si bien existe numerosos estudios teóricos sobre esta técnica en el ámbito universitario y algunos estudios desde el ámbito forense (Odette Terol, Vicente Garrido, José Antonio Hernández, etc.). La investigación de los delitos seriales, cometidos por un mismo individuo, por su naturaleza, crea problemas específicos para los encargados de su investigación (Cuerpos y Fuerzas de Seguridad) y requiere el uso de tácticas, estrategias y respuestas policiales especiales. Entre los problemas a los que el investigador de delitos seriales se enfrenta están:
1. Por una parte, en la totalidad, o en la gran mayoría de los casos de este tipo de delitos, no existe, en inicio, ningún tipo de conexión entre los agresores y las víctimas. Los delitos en los cuales se establece una relación víctima-autor, son más fáciles de resolver. 2. Poder establecer una conexión entre distintos delitos cometidos y poderlos asignar a un mismo autor.   Los sistemas judiciales o policiales existentes en los diferentes países pueden favorecer o perjudicar esta labor. Para poder determinar la autoría de un determinado agresor en diferentes delitos, del mismo tipo o similar, cometidos en diferentes ámbitos geográficos, implica, en primer lugar, el necesario conocimiento de su ocurrencia y, en segundo lugar, la participación y seguimiento, desde el inicio, en las investigaciones. Este es el mismo problema, pero a menor escala, del que resultaría cuando los delitos se cometen en diferentes territorios nacionales y la existencia de fronteras legales o judiciales que si no impiden, si dificultan la colaboración policial.

3. La existencia de presión social, de los medios de comunicación e incluso política. Este tipo de delitos pueden causar conmoción entre los habitantes de los territorios en los que se cometen y provocar una grave alarma social. Ante casos de este tipo no es infrecuente que la presión que normalmente soportan los cuerpos policiales se vea incrementada pudiendo, en algunos casos, junto a informaciones o procedimientos de evaluación imprecisos, provocar graves errores en la investigación con resultados funestos. 4. El comportamiento del agresor no puede considerarse desde el punto de vista estático. En todos los casos de agresores seriales conocidos se ha manifestado un proceso de evolución en su modus operandi, en muchas de las ocasiones propio por el «aprendizaje» del agresor a lo largo de sus actuaciones y encaminado a eludir la identificación. 5. La existencia de una gran cantidad de información que puede, en muchas ocasiones, hasta resultar contradictoria o provenir de declaraciones falsas. Cuando este tipo de delitos ocurre las personas que podemos encontrar que estén relacionadas con ellos, bien sean como víctimas, testigos, sospechosos, informadores, etc., pueden llegar a ser muy numerosas. 6. La posible aparición de «imitadores». 7. En principio, si bien para un solo cuerpo policial puede ser difícil la investigación, en los casos de multiplicidad de competencias la participación de diferentes cuerpos policiales y agencias estatales pueden dificultar la coordinación necesaria en las diferentes actuaciones a llevar a cabo, pudiendo existir «interferencias» indeseables que podrían perjudicar gravemente las investigaciones. 8. Este tipo de actuaciones conllevan aparejados otros dos problemas añadidos. Primero, es la larga duración de muchas de las investigaciones, duración que, por diversas circunstancias, puede provocar en algunas ocasiones que alguno de los investigadores deje de estar en el equipo investigador. En segundo lugar, y en comunión con la primera, los grandes gastos que conllevan estas actuaciones, tanto en personal como en material, todo ello traducido a «dinero».
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que todos estos avances dieron lugar a los que se denomina Psicología Forense, basada en la Psicología de Investigación.

Para Hatzenbuehler (2006), estos términos tienen un objetivo y un objeto perfectamente delimitado. La Psicología de Investigación es un término que abarca todos las técnicas de la psicología que pueden aplicarse o integrarse en los procesos o procedimientos de la investigación criminal, si bien, a veces, de forma simplista se reducen al tema de los perfiles (criminales y geográficos) con la finalidad de identificar las características, tanto de un delincuente como de un delito determinado (Bartol, 2008). Por su parte, Psicología Forense hace referencia a la aplicación, tanto de las ciencias psicológicas, como de la profesión de psicólogo, a todo el campo relacionado con la ley y el sistema legal, término tan amplio que hace necesaria una verdadera especialización (como lo es la clínica) para desempeñar eficaz y eficientemente su labor. La palabra «forense» proviene del latín «del foro», lugar donde los antiguos romanos conocedores de la ley, la aplicaban. Hoy día, de la misma manera, es en el proceso acusatorio, en sede judicial, donde tienen aplicación los principios y práctica científica de la psicología y donde se desarrolla su papel principal.

 

        Hasta aqui ya hemos conocido un poco de la historia del Perfil Criminal. En próximos ire avanzando en su conocimiento, exponiendo sobre temas como EL PERFILADO Y EL PERFILADOR, COMO SE DESARROLLA ESTA TECTICA, etc.

PROXIMOS POST: EL PERFIL GEOGRAFICO, Y LA AUPTOSIA PSICOLOGICA.


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